El agua, liquido esencial para la vida y para mantener el equlibrio ecológico de la Tierra, se ha visto afectado en cantidad y en calidad debido al crecimiento demográfico, la expansón y diversificación productiva, hasta el extremo de poner en riesgo la sustentabilidad.
La crisis mundial del agua puede afrontarse, creando las condiciones necesarias para que se dé un cambio de actitud y de comprtamiento en relación con el recurso.
El volumen total de agua en el mundo es aproximadamente de 1,400 millones de Km3; sin embargo el 97.5% de este volumen es agua salada y solamente el 2,5% es de agua dulce, y la mayor parte se encuentra en glaciares, por lo que solo un 0.3%, es agua atmosférica o superficial, conformada por nuestros rios, lagos y embalses de agua dulce, 68.7% es agua congelada y 30.1% es agua subterreana.
Es importante señalar que la historia del mundo esta llena de tenciones provocadas por la escasez de recursos naturales: oro, diamantes y petroleo. Sin embargo, el agua, que hasta ahora no habria sido considerada un factor de conflicto, con el cambio climatico se convierte en el "EL ORO AZUL" de este siglo.
Por este motivo, el agua es un recurso valioso que debe ser aprovechado al máximo.
El uso que se hace del agua va en aumento en relación con la cantidad de agua disponible. A nivel mundial, el problema está empeorando con el aumento de las necesidades de agua para la vida cotidiana, en la agricultura, la industria y los hogares.
Los 7,100 Millones de habitantes del planeta en el año 2013 ya se han adueñado 60% del agua dulce disponible en ríos, lagos y acuíferos subterráneos, y en el 2025, el hombre consumirá 70% del agua disponible. Esta estimación se ha realizado considerando únicamente el crecimiento demográfico. Sin embargo, si el consumo de recursos hídricos per cápita sigue creciendo al ritmo actual, en 18 años el hombre podría llegar a utilizar más del 90% del agua dulce disponible, dejando solo 10% para el resto de especies que habitan el planeta.
Para producir los alimentos diarios de una persona se puede necesitar alrededor de 5,000 litros de agua. Por eso la producción de alimentos y fibra vegetales requiere la mayor proporción de agua dulce de origen natural para consumo humano, o cerca de 70% del agua que se extrae.
En la clasificación mundial, México está considerado como un país con baja disponibilidad de agua, posee aproximadamente el 0.1% del total de agua dulce disponible a nivel mundial, lo que determina que un porcentaje importante del territorio esté catalogado como zona semidesértica. Esto implica la necesidad de considerar al agua no sólo como un elemento vital, sino como un factor estratégico para el desarrollo global del país.
La Comisión Nacional del Agua en el estudio “El agua en México: retos y avances”, señala que si siguen los actuales patrones de baja eficiencia en el riego, la sobreexplotación de acuíferos y la contaminación de los cuerpos superficiales, en el año 2030 México padecerá escasez del recurso en varias ciudades, verá frenado su desarrollo, sufrirá el colapso de varios de sus ecosistemas y registrará problemas de salud pública.
Los pronósticos futuros para México no son nada alentadores. Según estudios del INE habrá una mayor desertificación y falta de agua en el centro del país, debido a que las precipitaciones están decreciendo hasta 15% durante el invierno y 5% durante el verano. Por lo menos 11 millones de personas se encontrarán en zonas de sequía extrema en regiones desérticas y semidesérticas, lo que significa que aproximadamente 46 millones de personas están en riesgo de enfrentar una crisis social ante la falta de líquido. Y según datos de Sedesol, 69 de las 121 ciudades más grandes del país enfrentan problemas críticos de disponibilidad de agua; la disponibilidad más baja se encuentra en ciudades como: México D.F, Guadalajara, Monterrey, Querétaro, Tijuana, León y Toluca (entre otras).
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